Aunque el todopoderoso agache la cabeza ante el Procurador del Común, apenas les molesta para sus planes B. Se le da la razón al Defensor pero de poco más sirve: ni se cierra el bazar ni se sancionan a los cerebros hacedores de la ilegalidad. En todo caso, para reírse de mí por creer en la democracia, quizá reformen ahora acorde a la ley mientras declaran en ruina el resto del edificio.
Pero de disculpas o de una investigación interna para saber por qué ocurren estas cosas nada, en todo caso venganza por haberlos desvelado de su invisibilidad.